el desconcierto

Por Cris Oliveira em 6/3/25

 

Un llanto bajo un chorro.

El silencio tras un trastorno tiene cara larga.

El paisaje es mudo. Cambia el pensamiento.

Hay que caminar mucho para regresar a uno mismo.

Vino a cambiar las pilas de su reloj, donde vive ya no existen.

Se asomó y se quedó parado apuntando a la nada.

No tenía ni idea del tiempo que llevaba así. Para nada.

No se había dado cuenta de nada.

La añoranza es la confirmación de un contexto.

Mientras tanto, arrastra la pesadumbre de recordar a duras penas.

No le miraba más como solía. Le extrañaba.

Al abrir la nevera fue cuando lo volvió a sentir, el chispeo.

Pero las linternas llevan pilas.

Las luciérnagas necesitan condiciones naturales.

Le latía fuerte el corazón cuando de nuevo escuchó el tictac.

La sensación de plenitud, la carta del sol. La hora es ahora.

Por suerte todo tiene arreglo en la ficción.

 
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